El Dorado do Sul

El Dorado do Sul es un municipio que esta próximo a Porto Alegre y se caracteriza por tener muchos "sitios", pequeñas propiedades de 2 a 5 hectáreas algunas con viviendas permanentes y otras de fin de semana, algún caballo, cerdo, gallinas, una huerta o pequeñas plantaciones y claro un perro.

Salimos de la capital por la Avenida Castelo Branco hasta la travesía Getulio Vargas, donde se encuentra el puente que se levanta para el paso de los barcos.   En ese punto la carretera tiene doble vía corresponde a las BR 290/ BR 116.

Pasamos sobre el rio Jacuí que lamentablemente esta en los titulares de los periódicos porque debido a una gran cantidad de lluvias derrumbó un puente de hormigón con varias personas encima.

Mas adelante ya tenemos el primer peaje, en el tramo final de la concesionaria www.concepa.com.br  precio R$ 7 ( 4 dólares).

Unos quilometros adelante se separan las carreteras, la BR 116 corre paralela a la Laguna de los Patos rumbo a la frontera sur con Uruguay  (Rio Grande, Chui y Jaguarão-Rio Branco), y la otra la BR290 se abre a la derecha hacia la otra parte de la frontera uruguaya Bagé-Aceguá, Livramento-Rivera y finalmente Uruguaiana-Paso de los Libres en Argentina.

Es por ahí donde viene la mayoría de los turistas con sus coches, de cada 10 vehículos que cruzamos 3 o 4 tienen chapa Argentina que es exactamente opuesta a la brasileña, o sea es negra con letras y números blancos.

Mas adelante pasamos el segundo peaje , que mas remedio que pagar de esta vez R$ 6 (U$S 3,42), después de algunas dudas entramos en la senda vecinal para llegar al sitio.   Allá el humo de la parrilla nos indica que los "trabajos" ya están adelantados, vamos tomando unos mates amargos.

El local es muy agradable y fresco entre los árboles de la mata nativa.   Corre un pequeño curso de agua que suena a música relajante en los oídos.   Después del almuerzo nos sentamos a conversar un poco en pleno monte, algunos ensillan el caballo, para dar una vuelta.

Hecha la digestión nos dirigimos a un riacho próximo donde se forma un pequeño salto, con el agua bien fría y limpia.   Disfrutamos mucho del local, regresando a comer una sandía bien helada.   Salir de la rutina diaria de la gran ciudad es un bálsamo para el alma.  
Retornamos temprano tentando evitar el tránsito intenso de los turistas argentinos rumbo a Santa Catarina, asi como los locales volviendo a la Capital.